viernes, noviembre 30

primer replanteo sobre los sábados frescos en primavera (punto de vista: la ventana pequeña)

mirá este mundo
ahí afuera,
afuera del tiempo y del sentido
cómo mira al árbol
indiferente
que baila porque silba el viento,
mi corazón, como un pajarito
vuela y dibuja con forma de vals
lo que siempre
con forma de arte volador
asemanado,
decime si miento,
mira mi piel
cómo suspira pero más por viento
que por nostalgia,
esta intro de aguacero inminente
éste, un baño precoz,
el mundo de los deseos
si ríe a carcajadas del mundo turbulento,
lo gris, lo quieras, me vuelve más azul,
tan natural
que tan natural
me veas y
no te engañes, porque ni hoy
ni siempre te voy a disculpar,
no soy un santo,
no soy el santo que sea
hoy, pues, no correspondo tu pedido
estrátégico
¿y esas canciones?
¿cuándo llegarán a estas montañas?
los sábados frescos en primavera
se nos caen del almanaque
no son menos que
tus pinturas en gris y negro
de lo natural
de lo íntimo
de la materia de las palabras y de su peso
de este piano que suena desde la entraña
de los rayos catódicos,
tan metódico fui siempre
que hoy dudo si escucho más con los ojos
o tanto con mis oídos veo
¿y esas canciones?
ya las debés haber soltado al viento,
ya han de estar por llegar

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