el gusto que se va
cada domingo
vuelve y regresa,
me permite recordarte
porque recordarte a vos es pretender la pereza
es intentar definir
a qué huele la gente el fin de semana
a qué huele tu piel en mi cama
a que sí, a lo que sea, a lo que yo quiera
a que nada falta para que seas lunes
para que hayas sido sábado de gala o sábado de nueces o sábado sin serlo o sábado tela de araña
y eso ahora no ocurre
porque
vos-lunes no llega
porque tampoco martes
porque acá no se permite
que alguien ingrese
vestido
un vestido es un baile y bailar es un arte
te busco por las paredes
por las miradas, las telas, las pieles y las ballenas
en este mundo hay
territorios amarillos, naranjas y bordeaux, territorios
que gustan de vo´
hay un inventario de zonas deseadas escrito en mi frente alcalina
nadie lo anuncia pero tus dientes lo sienten
amanece por que sí
atardece aunque no me lo pidas
en mi mundo sur, en tu mundo norte
una paloma de sombra vuela sobre tu sonrisa oriental
aterriza sin quererlo en mi gesto torpe
y la partida no es tal
que se escurre entre los dedos del tiempo
entre mis agujas y tus manos con sueño
hay un corto período de imagen,
son tantas explosiones que al fin
los colores de la paleta desaparecieron;
ella cerrará la persiana por las luces venideras
él la dejará bailar un rato a su lado por que así él lo pretende
ella se acomoda el pelo y el universo que lleva
él ensaya el próximo verso dedicado, el mar, la marea, el tiempo que pende
el instinto que gobierna
que el espacio caiga en cuentas, que sea frágil, como lo es la nada
como lo son tus piernas
la belleza de la palabra fragilidad siempre lo conmueve,
ella se desnuda, se detiene y lo hace mientras
él la mira, sin saber quién está por partirse
si el tiempo, el hombre que mira o ella, la mujer que desnuda da la espalda,
deshecha
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