jueves, agosto 25

rinconeando

los animales quietos andan por las paredes
en silencio, ocupando los rincones esperan
los hermanos del afiebrado que descansa adentro
pasillos decorados con inertes figuras
cromáticos detalles que ninguna luz ilumina
a esta hora duermen las cañerías y los pasadizos
el hospital bosteza y deja entrar a la noche fría
por las ventanas, además están los chifletes de la salud pública
el teléfono hace su intento por chillar, lo sé, lo intuyo
de un momento a otro me llamarán, paseo, voy, vengo
me aturde ese sonido ensordecedor de las radios de medianoche
el monitor de la terapia con la alarma puesta en tinelli
tengo un diagnóstico de muerte para dar pero
nadie quiere oirlo, voy a tener que esconderme
con mi disfraz de superhéroe viral, en un rincón
del pasillo, del hospital, de la noche

viernes, agosto 19

llegado

acabo de llegar
si yo era de ahí, del mundo de los caminos
los caminos pisados por los caminantes
que van y vienen, se dicen cosas
pero no se escuchan
van rápido, van y vienen
se miran al paso pero nunca se ven
si yo vengo de ahí
lo conozco, sé cómo es
pero ahora estoy acá y no entiendo
vibro como un gusano en el peor terremoto
vibro como el fuego y la madera que se quema
vibro

miércoles, agosto 17

avenida de Marzo

apenas cuatro meses de aquel bar

el baño vacío de turistas

el baño lleno de tristezas

de olores, de tiempo

magia de lo urbano, truco del encierro

una librería entre tantas,

los piletones de libros flotando

las postales disimuladas, si total, siempre son las mismas

las miro de refilón,
y cómo será que todas las ciudades alguna vez fueron mías.

Corro urgido con los últimos instantes del algodón blanco,

confundo las calles, como un turista en singapur

miro los carteles art decó y al final me desnudo

como en trance quedo

tengo cuerpo de peatón

al fin.

La calle es mi casa

y los bares son mi baño

vuelvo a la librería, miro en la batea

los libros duermen con la calma de quienes saben

que un día serán leídos

yo pido un café a la carrera con la intriga

de saber si un día seré perdonado

apenas cuatro meses y miráme.

ni un poro de aquella piel que tuve

cómo se llamaba el bar?

cómo hacía para mirarme en el espejo?

me reconocía, me preguntaba, me contestaba

hasta me convencía de las respuestas.

Sentado sobre ese cerámico curvo me ungí y bauticé el instante

ha venido de marzo, me pareció un recurso excesivo pero qué importa

si apenas es un bautismo.

Al final

estoy lleno de rituales, prácticas, ceremonias

que sólo confieso a la poesía

cuatro meses

y aún recuerdo lo tímido que le hablé al mostrador

como si tal cosa me contestó, veinte pesos, para regalo?

sí, envolvémelo para mí.

sentado en el baño, pasa el tiempo

sentado en el baño, pasan las hojas

en la másmedula me gritó Oliverio,

y su voz retumbó en el bar y sus borrachos despertaron de la siesta de mediamañana;

por fin alguien me entiende, pensé

marqué la página con el lápiz de respuesto

(¿viste para qué sirve tener lápices de respuesto?)

el poema hablaba del destino, como mi vida, como ese instante

de mi vida.

pálido por la poesía o por la escatología ciudadana, qué más da

salí corriendo como

quien nunca encontró la razón

de un otoño de una ciudad que alguna vez tuvo.

Dejé que el café se enfríe como señal de mi paso por la ciudad.

Los mozos ya sabían, los mozos también escriben poesía.

ya pasaron cuatro meses

los recuerdos vienen por la ventana

los miro caer, blancos de tanto invierno.

viernes, agosto 12

año 200

todas formas para decir lo mismo
un túnel, cualquier forma de pasadizo
allá la vida que enciende las palabras
acá, los sonidos, apenas
el intento por señalar el camino tubular
formas para decir los mismo o
formas para no decir nada
a fin de cuentas
mis manos tanto han sido las manos de las palabras marioneta
mis manos, sombras chinas sobre el altillo
viene esa luz
viene esa
viene
pero
no me encandila
acá los sonidos, le digo
no encandila, no dice nada y viene.