martes, septiembre 4

lo bueno de que los almacenes cierren tarde



con la bufanda suelta, puesta así nomás
como quien a esta altura del año no puede menos que desconfiar del invierno
entró, saludó y lo llamó por su nombre,
ese nombre que todos en el barrio conocen
preguntó por el resultado de la nacional
preguntó y dijo, a ver si alguna vez la suerte se digna a venir pa´milado
vamos, dijo él, vamos a ver si hoy es el día
(aunque en realidad del día sólo quedaba la sensación perdida de un lunes)
sostuvo unos papeles,
sopa de números, código secreto de suerte y providencia
acá, acá!
dijo, con una alegría que a ambos lados del mostrador sonó sincera
acá están tus tres sietes, dijo
ella apenas si dibujó esa mueca
esa mueca de cuando la alegría no sabe si reír o llorar
se vino, se vino, se vino pa´milado!
qué bueno, qué bueno, dijo y le recordó que a él esos números
siempre le cayeron en gracia
yo te dije! yo te dije que los sietes son cosa seria!
tantos años insistiendo,
como suponiendo que a fin de cuentas el destino siempre premia
o a los pobres o a los perseverantes,
vení, vení, vení que te doy el premio

pero algo no quiso ir

qué anda pasando?
mis tres sietes, mis tres sietes, el regalo pa´ minieto,
tantos años de quinielas bajo cero
no, dijo él, y la llamó por su nombre,
ese nombre que nadie en el barrio conoce
me fijé mal, habrá sido mi emoción o mi torpeza, no sé;
tus sietes fueron de la provincial
(como si la suerte fuera suerte cuando se tiene casi)

no importa, y se acomodó la bufanda
no importa, al menos fue un minuto de felicidad
que la verdá
con lo que está escaseando,  no es poca cosa

sonrieron juntos,
al final, te compraste un traje con dos pantalones
y se te rompió el saco

y volvieron a sonreír
juntos.

sábado, septiembre 1

postales de fin de agosto


esa planta que tanto queremos se enrosca
como mi mente
pero cómo será que a ella la riego con agua
y a mi mente con vino, pensamientos partidos
y broncas de antaño
así nada podrá crecer, le pregunto al agrónomo
pero no me contesta


él que me habla de trompos
de giros impensados
las plantas 
que al final
son como la mente
como  la mente que si se riega con el agua equivocada
también se brota
aunque hablar de un brote,
hablando de mente
es hablar de locura

que pierde el equilibrio
que pierde el horizonte
y a veces se marea, 
y marearse ya no es un juego

por qué será que cuando la locura abre los cajones
siempre encuentra el cuchillo?