domingo, abril 4

genureflexiones

por estos días se ven tantas rodillas
lastimadas, marcadas, heridas
avanzando por el asfalto peregrino
y más tarde, como siempre,
la procesión irá lenta y genuflecta,
como un pueblo orgulloso de su millón de almas vencidas
aguardando el domingo pascual con cristiana incertidumbre
si al final año a año siempre resucita lo mismo;
el mismo día, a la misma hora, con la misma túnica que le cubre,
tanta sangre, tanta espina,
será por eso que cada vez está más a la moda ser descreído
aunque nunca faltarán los fieles coleccionistas
de velas, estampitas, salve y olivos
en el templo una escala de la menor le hará el amor a un salmo,
se desnudará al crucificado frente a una multitud de almas en pena,
que por una noche al año harán como que todos unidos rezan
oran, y ahora llegó el turno del propósito de enmienda
siempre tan a medio hacer, siempre tan exageradas las promesas
también hay vigilia, cantos en hebreo e incienso
pasarán las horas y los monaguillos se desharán en bostezos
llegará la cíclica escena de las ancianas lagrimeando
y los obispos dele catar vinos, panes y rosarios
por dios o por quien sea!
que terminen las homilías infinitas
las horas estancadas de la víspera
ah, y luego vendrán los santos y su cuarto de hora
la merluza obligada del viernes del sacrificio
en cada esquina el mercado súbito de ramos
la asimetría de cada festejo religioso;
algunos sentados en grandes banquetes familiares
y otros hambrientos a los tumbos chupando frío
como la virgen que allá va con disimulo
contando las monedas de la limosna
que a fin de cuentas
ni comprarse una reliquia de sí mísma pudo
ni qué decir de los huevos de las vidrieras
el chocolate más inmaculado que ella misma
será posible, y eso que están de oferta, eh

sábado, abril 3

rebeldía andaluz

escribo así a vuela pluma
viendo cómo hombresentados
cantan a viva voz con palmas y gargantas
para una multitud de señorasrítmicas
que pisan aplauden y zapatean
al fondo lejos de la tradición
unos ruidososinvergüenzas juegan
cañicas y qué gitanos ni ochocuartos