me traje las pecas, las muecas
cada lunar de cinco puntas
en cajas, ordenadamente vinieron mis gestos
mis reflexiones urbanas acerca de las distancias
pero más que todo me acompañaron estos ojos
mis cerraduras oxidadas en cada mirada
las antiguas y las modernas
las de ayer y las de mañana
tantas cosas al final se decidieron a viajar
que entre los abrigos de colores se mezclaron
algunos recuerdos de último momento
atención, el balcón da a un río
pero ése, al final, se quedó moviendo los pañuelos.
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