lunes, marzo 29

cuentacuentos

por acá aún se escucha esa historia
de aquella madre equilibrista
con su disfraz de mujer sobre huesos de niña
de su pequeña criatura, de la biología de lo imprevisto
de ese algo que la volvió centaura
mitad sonrisa, mitad lágrima
de que mucho, mucho antes le habían prestado
una ilusión y que al final uno jamás sabe
si es el viento o el descuido de las nubes
quien la arranca de entre las manos
y por qué si es tan pequeño
fue aprendiendo a hablarle con las caricias
y por qué si es tan mío
palabra a palabrita, a dialogar con sus silencios
con el tiempo moldeó como arcilla su instinto de madre
y al final cambió los sonajeros por jarabes
y le leyó tantos cuentos que él aprendió que siempre había
un instante donde ella se distraía,
un instante donde se dejaba atrapar por el cuento que contaba,
quién sabe si quizás imaginaría que las fábulas la devolverían
al mundo de las miradas de colores
y se cuenta también que un mediodía él tuvo que esperar hasta
ese momento donde ella siempre miraba para otro lado
y al final partió, se fue calladito
con cuidado de no borrarle la sonrisa
con la que tan enternecidamente
le estaba contando
el último

cuento

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