reuniones de heterópatas polifónicos
hablando de todo o de nada,
goteando sonidos por las comisuras,
sus posmodernos comentarios (sobre)
sus oficios desvocacionados,
técnicas embusteras para perder kilos
y monedas que se vuelven enormes
como las sombras cuando atardece
como un poema que escupe palabras
para arriba, pero las palabras se desparraman
porque arriba el ventilador silente
al fin gira y gira,
al fin reparte el aire que los cigarrillos roban
y yo dele mirarme los dedos y evoco
aquellas garras
que dejaron marcas perennes en la tierra
esa tierra, que se acumula
lógica, sobre el paso del tiempo
mejor cantemos lalolá
las orejas, los paisajes y las postales
entonces, los recuerdos sepia y esa
reincidencia injustificable de siempre
mirá, ahí va un dinosaurio,
decía y ella corría fascinada para sonrisa
de mis ojos y mejor que esta noche
la boca se me haga a un lado,
van a ser las doce y la música
sólo la escuchan mis oídos,
aislados, retraídos
del círculo vociferante,
los bandos, las castas
a uno y otro lado del sillón,
y yo, vuelto antropólogo
de criaturas antiguas
me mantengo despierto
con el quimérico pretexto
de encontrar al primer
tuyodéctilo que pisó el planeta
perseguirlo, alcanzarlo,
pintarlo de amarillo para después
dejarlo correr y volver a decirte
mirá, ahí va un dinosaurio
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