martes, diciembre 30

onírico

el otro día me desperté
salpicado por un sueño
lleno de ganas de escribir
o de esas catorce cosas en las que uno piensa cuando dice escribir
fue contra mi voluntad
como el niño de ojos rasgados que se queda dormido
mientras canta una canción de animales
hice fuerza por volver a la sintonía de lo impensado
el dial frágil de la madrugada
me sostuve de cada molécula imaginaria
la esquina del abrazo
al final, fui testigo del derrumbe
gota a gota se fue yendo, se fue volviendo, se fue
el río de la realidad separándonos
yo de este lado, temblando
el puente de cosquillas
y allá las ganas de convertir un gato
en un cohete contra el olvido

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