viernes, mayo 25

Puerto Limón

me vino el recuerdo de aquel puerto de limones, 
las olas llegando casi hasta la calle,
el olor a comida frita, rápida y exótica
la sensación inigualable de haber llegado a Un lugar.
las artesanías caribeñas repetidas
local tras local. las ferias del mundo, al final son siempre
la misma feria.

frutos de mar, verduras de mar, carne de mar
surf,
europeos del norte con ray ban y americanos del sur preguntando
acá o allá
si llevando dos cocos juntos se paga menos que dos palmeras por separado
nuestro inglés arcaico, ay, si me viera miss Adriana
su pronunciación exacta, sobre todo cuando decía la palabra Brownie.

la callecitas del pueblo dibujando la noche
el calor del trópico y un desfile de ropa blanca
cuales túnicas, como si cierta magia del verano provocara
en el turista una inexplicable conversión religiosoestética.


primera noche, ansiedad de recién llegado, un cartel
colores de Marley, música de Marley
la intuición de haber dado en el centro de la pipa
una pregunta hecha en voz baja, tímida
una respuesta devuelta en forma de gesto, rutinaria
llegamos,
una habitación, de una casa, de una ciudad con puerto
nos sentaron en la cama
precio y mercancía, todo verde
elegimos la del medio, como diría la abuela Glady
ni muy tan, ni tan muy




nos fuimos riendo, 


esperando ser recibidos como héroes por la hazaña
ellas nos miraron y nos contaron de un vestido de colores
nos seguimos riendo,
con una bolsita que ni siquiera nos duró todo el viaje,
esquivando los títulos que iban cayendo
de la película que siempre soñamos actuar.

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