domingo, junio 14

milonga de la guitarra que late

ay de los dedos que bailan
del sonido, las cuerdas, la madera,
los compases como un tum tum
las venas y las arterias
y cuando vienen como flotando
las corcheas rojas y violetas
todo termina, todo comienza
el pulso con su disfraz de bailarín
el contratiempo de un domingo sin métrica,
y los músculos bostezan y al fin
se estiran, se tocan,
lo rígido, lo elástico, la estética
el sol entra, camina entre las flores
se tropieza, se disculpa, le sonríen las macetas
ay de los dedos que bailan
que repiquetean, que desnudan, que vuelan
la melodía mareada baila en trance
para que toda nostalgia devenga en romance
es decir, que todo vuelva a ser como era
y después de tanto ir tanto venir
llega el estribillo, el alivio de las vértebras
ay de los dedos que bailan

domingo, junio 7

cabizbajo

vuelvo a escribir por capricho
sentado, en redondo girando
como un reloj descompuesto
escondiendo los puntos, las comas si total
cada-cual-lee-lo-que-cada-cual-prefiere
como cuando vienen y me dicen,
qué quisiste decir cuando dijiste eso de
escribir sin comas? entonces
me hago bolita, busco la palabra más
bonita y escondida
y de entre las piernas, paro cabizbajo,
que no es más que un hermoso fonema
innecesario intangible indiscutiblemente bello
que permite imaginar tres escenas
una, un anciano, pongamos constipado
aturdido por el precio de los laxantes
y las colas y los bancos dos, un niño,
único autor del zapatazo que catapultó
la pelota de trapo contra la ventana de vidrio
ahora destrozada del almacén tres, una mujercita
rosada de pollera en trompo
buscando algún banco de plaza donde llorar
al prometido que faltó a su promesa
cabizbajo es entonces una palabra ubicua

martes, junio 2

crómica

la sala de espera
decorada de

ardores amarillos
gemidos púrpura
lamentos degradé

pestañas caídas
tobillos rígidos
ilusiones sepia

nunca había imaginado
dos planetas tan
tan celestes