me visita una mujer,
va desorientada
me prgunta por el río
justo cuando yo dibujaba
un paisaje en mi cuaderno, le digo
no sé,
me pregunta si por ahí
sigue el camino, le contesto
tranquilo, que aún
quizás por temor
quizás por fatiga
no me aventuré a tanto
que el monte no es fácil
pincha y advierte, le propongo
que vuelva hasta la tranquera
y que de ahí en adelante
al rato la veo perdida
deambulando por el monte